Imagina que vas por la calle. Es un día normal, comienzas el camino hacia tu trabajo, a tu escuela o a donde sea que tengas que ir por las mañanas. El tráfico, la gente de prisa por no llegar tarde, los semáforos… en una situación como esta, normalmente no volteamos a ver a la gente, apenas y saludamos al de a lado, todo se vuelve más rutinario.
Qué pasaría si en un mundo paralelo a este, todo lo que imaginamos sucede, pero a diferencia del mundo anterior, en este vemos hacia adelante en lugar del celular, vemos a la gente a los ojos, saludamos al de a lado y al de enseguida, cedemos el paso, entendemos que todos tenemos prisa y esperamos nuestro turno.
¿Crees que esto cambiaria un poco tu día? Tal vez la vida sería más sencilla y las personas serían más amables. No tendríamos ese estrés mañanero, pues sabríamos que, así como salimos de casa, todos llegaríamos al lugar al que vamos. Recordando que el tiempo y la prisa de todos son igualmente valiosos.
A esto, se le llama “respeto”. Respetar al otro de la misma forma en la que me respeto a mí mismo, partiendo del principio de que todos somos iguales, todos tenemos derechos, al igual que obligaciones, es fundamental para comenzar a generar esa sinergia de la que hablábamos antes. La interacción nos permite ser más sensibles. Empezando por ser empáticos –que va más allá de hacer algo por los demás-, quizá no puedo sentir lo que el otro siente, pero si puedo tratar de entenderlo. Recordar que estoy viviendo lado a lado con miles de personas, cada una con una historia detrás de él o ella, me permite tratar de entender lo que le sucede y ello me brinda la posibilidad de eliminar barreras, bajar mis niveles de ansiedad o de prisa. No siempre las personas hacen cosas para dañarnos a propósito, la mayoría de las veces hay algo detrás que no conocemos y que no es personal.
Un buen ejercicio para conocer personas y poner atención en la realidad del otro es participar en actividades sociales, voltear a ver la comunidad, hay muchas cosas por hacer en las que puedes ver la realidad de otros. Todos tenemos sueños, metas, deudas, pendientes… la vida nos ha preparado o nos está preparando para algo… ¿estamos en el lugar correcto? ¿Realmente si es esto lo que queremos hacer?
Imagina un mundo en el que poco a poco volteamos a ver al otro como igual. En Unidos tenemos programas de convivencia en los que la finalidad principal es conocer personas -por cierto, estamos por comenzar programas que quizá te puedan interesar y los puedes conocer haciendo clic aquí-. Conocer la realidad del otro me hace ser más sensible, porque es distinta a la mía, porque me hace darme cuenta que puedo hacer más o que también puedo aportar a que su existencia en este mundo sea mejor cada día.