Has escuchado hablar de la “Positividad Tóxica… suena raro ¿no?, parece contradictorio. Te cuento un poco… hace unos días pasando el rato en redes sociales, actividad muy recurrente de las últimas semanas… me encontré con un post en Instagram que me llamo la atención y me di a la tarea de investigar un poco mas sobre el tema.
Positividad tóxica se refiere a mantener siempre una actitud positiva como una forma correcta de vivir y actuar -solo de escucharlo sentí demasiada presión –
También se dice que es una infantilización de las emociones con mensajes de positivismo exagerado, ejemplo: “Nunca dejes de sonreír” “Aquí solo vibras positivas” por mencionar algunos ejemplos.
Cuando una persona exhibe positividad toxica, niega, minimiza e invalida la experiencia emocional de los demás, es decir, es la típica persona con quien te quieres desahogar y a todas tus “quejas” viene un “todo va a estar bien” “no exageres” “hay gente peor que tu” “todo pasa” etc… Creo que todos hemos sido esa persona alguna vez y está bien, pero también está bien poder escuchar y responder de manera empática, sin minimizar los problemas de los demás.
¿Cuándo ocurre la positividad tóxica?
- Escondemos lo que sentimos
- Rechazamos nuestras propias emociones
- Juzgamos lo que los demás sienten
- Nos sentimos culpables por sentir emociones negativas
Se vuelve tóxico porque los pensamientos que alimentas, generan expectativas tan altas que es imposible cumplirlas. De esta forma tienes que lidiar todo el tiempo con sensaciones de frustración e impotencia.
No quiero que me malentiendas, no tengo nada en contra de ser positivo, al contrario, es bueno inclinarse a ver el lado favorable de las cosas, lo que me parece que ya no está bien es cuando este positivismo se encuentra mal fundamentado en la realidad y se vuelve excesivo.
A mi, por ejemplo, me ha resultado un poco complicado ser positiva en muchos momentos de la cuarentena. Al principio no dejaba de ver noticias, trataba de mantenerme lo mas informada posible, vi mil documentales, películas sobre virus y déjame decirte que el resultado no fue nada bueno. Obviamente me genero muchísima ansiedad, insomnio, estrés y demás. Después pase por la fase de ser lo mas positiva posible, dije, no más noticias, cerré mi cuenta de Twitter, hice todo el ejercicio que no había hecho en mi vida, cocine por horas, medite sin parar y al final, ¿Qué crees? Acabé AGOTADA física y mentalmente.
¿A que voy con todo esto? A que la clave esta en el equilibrio. Siempre, buscar el equilibrio.
Hoy me siento mucho más tranquila, algunos días arriba y otros abajo, algunos días super activa y otros más tranquila, simplemente sintiendo.
No estigmaticemos las emociones negativas, al contrario, aprendamos a escucharlas, por que muchas veces no tenemos idea de todo lo positivo que puede salir de ellas. No nos alejemos de lo que nuestro cuerpo siente, sé que puede ser una sensación o emoción incómoda pero a veces es necesaria sentirla, enfrentarla y escucharla.
Hoy más que nunca te recomiendo que te escuches, que aprendas a vivir, tanto en la comodidad como en la incomidad, la vida es eso, cambio y constante movimiento.
Hay una frase que me gusta mucho, en especial en estos tiempos que estamos viviendo,
“No todo estará bien. Y está bien.”