Aunque mis pasos se detuvieron por este período, no quería dejar de compartir mi caminar, aunque éste sea en quietud. Un caminar por supuesto distinto, pausado, apreciando el valor de un abrazo, disfrutando de una plática por Zoom, o la convivencia con mi mamá. Desempolvando fotografías que nunca había tenido tiempo de acomodar o aprovechando un rincón en casa que hace mucho no utilizaba e improvisando lugares para trabajar.
Y aunque se extraña mucho a las personas, también veo como soy parte, hasta hoy, de los grupos para quienes, por fortuna, esta pausa no significa dejar de tener comida en la mesa o para los cuales, pausar, hoy no significa aún estar enfermos y perdiendo seres queridos.
Sé que fuera de este espacio seguro, el mundo sufre y que estamos ante muchos desafíos porque la crisis económica y de salud, sumado a todo lo que escuchamos, están cargados de incertidumbre.
Veo también historias inigualables de solidaridad, demostraciones de amor entre vecinos, familiares y personas desconocidas hasta hoy, e incluso, solidaridad entre Países, informándonos entre sí para protegernos ante lo que sigue. Lecciones que solo en la quietud uno puede percibir.
Lo increíble es que el mundo está en pausa. Paramos todos, al mismo tiempo y por el mismo motivo…y fue cuando vino mi pensamiento de hoy: “No me cuesta parar porque todos estamos detenidos. Sería distinto que el mundo se moviera y yo tuviera que parar.”
Esto me hizo pensar mas que nunca, en el freno forzado que a veces tantas familias con integrante con discapacidad viven. Algo a lo que yo le llamaría: una cuarentena permanente. El otro día escuché que un papá, con un hijo que tuvo un accidente hace algunos años, comentaba: “…a mí no me ha cambiado la cuarentena. Mi vida ha sido así desde que mi hijo tuvo su accidente…”. Recordaba como para muchas familias la cuarentena era algo semejante a estar en casa por gravedad, por convulsiones, o por falta de oportunidades de inclusión o simplemente porque a veces era mas cómodo estar en casa, que enfrentar miradas extrañas de una sociedad poco abierta.
Así le di un valor mayor a este periodo de cuarentena: ¿Qué pasaría si nos dijeran que es para siempre? o que algunos ya se reactivaron, pero tú aún no puedes porque nadie te da la oportunidad para hacerlo.
Y ¿Qué fue de aquellos que, cuando nosotros nos movíamos, permanecían en cuarentena permanente? ¿Que pasará cuando el mundo se vuelva a mover?, ¿Podremos ofrecerles algo mejor? Ante esta reflexión, mi paro tomó un nuevo sentido: hoy pausamos todos, pausamos con ellos y pausamos en honor a Ellos.
Quizá tu caminar hoy es distinto por algunos meses, sabiendo que esto terminará pronto, lo que nos permite unirnos, al menos temporalmente, a aquellos para los que esto, por desgracia, es para siempre.
¿Qué significado tiene hoy para ti esta cuarentena?