Soy una persona a la que le encanta investigar en internet. Duda que tengo, se la pregunto a Google, y cuando Elías nació, hace casi 15 años, lo que vi en Internet no fue muy alentador, así que dejé un poco de lado las búsquedas para concentrarme en mi hijo y en las terapias.
Tiempo después, antes de las redes sociales, encontré blogs de mamás americanas compartiendo un poco de su día a día, y pensé yo también quiero hacerlo, porque en español no había este tipo de información, de mamá a mamá, en ese entonces Elías tenía 3 años y acabábamos de dejar la escuela de educación especial, para embarcarnos en el camino de la inclusión.
Mucho ha cambiado en estos 11 años en el Internet, cada vez hay más información positiva al googlear “Síndrome de Down” y con las redes sociales, es muchísimo más fácil encontrar a personas interesadas en lo mismo, páginas, grupos, hashtags, grupos de Whatsapp, instagrams, etc
El sábado pasado, una terapeuta que vino a Monterrey a impartir un curso, me contaba de una mamá que tiene una bebé de 10 meses y que le llamó acelerada preguntando si su hija no debería estar usando popote ya, porque había visto a una mamá de una bebé de la misma edad en Facebookque había compartido como su hija ya lo hacía y lo bueno que era que lo hicieran desde temprana edad. Obvio, esta mamá se preocupó por sentirse que ya iban atrasadas.
Hoy en día, con toda esta conectividad que tenemos, es muy fácil compartir, decir y exponer información, que la mayoría de las veces es con una buena intención, sin ánimos de dañar a nadie; sin embago, nuestra responsabilidad como padres es ver de quién viene la información e investigar más a fondo. Quizás, lo que se comparte no necesariamente sea beneficioso para tu hijo o al menos no en ese particular momento de la vida del niño, pero de pronto ves a un bebé tomando con popote, haciéndoles ciertos masajes, tomando cierto suplemento, haciendo equisdieta, inyectándoles quién sabe qué, yendo a terapias difíciles de pronunciar, y piensas “mi hijo también debe de hacerlo”.
En estos 11 años que tengo con mi blog y redes sociales, he tratado de ser muy cuidadosa con lo que comparto. Por un lado quiero ayudar a otros a obtener información que sé que puede ayudarles, pero también trato de no alarmar o no incitar a que sus hijos deben de estar haciendo “X” o “Y”. Lo que llego a compartir, lo investigo cuidadosamente, sobre todo lo alternativo, e indico que “es información que he investigado y que quiero probar con mis hijos, pero que no soy médico ni terapeuta”.
Me encanta la cantidad de padres que hay ahora, mostrando a sus hijos con síndrome de Down viviendo una vida lo más normal posible y queriendo compartir información o lo que hacen con sus hijos con la finalidad de ayudar a otros, solo debemos tener en cuenta dos cosas:
- Si somos de los que compartimos, seamos cautelosos. No compartamos a la ligera, investiguemos a fondo, incluso lo que nos diga nuestro terapeuta para ser conscientes de lo que estamos haciendo y porque.
- Si somos de los que buscamos a otroscomo una guía, apoyo y amistad, veamos quién es esa persona, quién los respalda, a quién sigue, de quién se rodea, tratemos de ser lo más objetivos posibles.
Así que, sigamos compartiendo información, fotos, videos y momentos de nuestros hijos, lo bueno y lo difícil, para que el mundo conozca más de ellos, pero no compartamos por compartir, cuidemos nuestras palabras, su privacidad, a quién seguimos y los consejos que damos.