¿Es difícil ser mamá de dos muchachitos con síndrome de Down? No lo creo.
A las 6am suenan dos alarmas, en mi celular y en el de Elías, a veces Elías despierta inmediatamente, otras veces se vuelve a acostar. Así empieza la rutina de lunes a viernes en horario escolar. Ya que logra o logro despertarlo, se mete a bañar, desde hace mucho que no le ayudo en nada, aunque he de confesar que a veces lo regresamos porque sabemos que no se lavó bien el cabello.
Mientras él se cambia, yo veo las noticias, aunque sinceramente no me gusta, pues es demasiada noticia mala para iniciar un día. Bajamos juntos, él pone sus wafles en el tostador, últimamente quiere café y él mismo se lo prepara, mientras yo hago tres sándwiches, uno para él, otro para Eva y otro para mi esposo.
Termina de desayunar, se lava los dientes y prepara su mochila. A las 7:00 ya esta afuera, esperando a que el papá de su compañera pase por él. “¡Ya llegaron!”, “¡que te vaya bien!”, después, sale mi esposo y me quedo en la tranquilidad. Una hora y media, aproximadamente, en lo que Eva despierta, y yo aprovecho para ponerme al corriente en mis series de T.V.
Cuando despierta Eva a las 9 am, ya sea que terminemos una tarea que haya quedado pendiente o vemos algo de tv y luego desayunamos juntas. De ahí nos preparamos para ir al box. Desde que Eva entró a la secundaria en turno vespertino, nos ha dado la oportunidad de incluir esta actividad en la mañana. Para las 11:30 am estamos de vuelta a casa y Eva se mete a bañar, a ella aún debo ayudarle a lavar su cabello. una vez que termina, se cambia. Ella se tarda más en todo, a diferencia de su hermano, así que hay que darle su tiempo o si se nos hizo tarde en el box le ayudo a vestirse. Come algo antes de ir a clases, se lava los dientes, prepara su mochila y nos subimos al carro.
Elías y Eva están en la misma secundaria, pero diferente turno, así que recojo a Elías y a su compañera y dejo a Eva, listos para iniciar la segunda parte del día.
Dejamos a la compañera en su casa y lo que siga de ahí depende del día. Un día a la semana lo invito a comer a algún lado, otro día vamos a comer con mi mamá, también va a clase de batería, natación, box, jugar Xbox, ver alguna película o youtube, o a mí me toca dar clases (doy clases de apoyo a otros niños con Síndrome de Down). Elías casi nunca tiene tarea de la escuela, pero trabajamos diferentes habilidades en la tarde.
A las 6 sale Eva y voy por ella. Algunos días tiene tarea así que la hacemos y, dependiendo si se portó bien en la secundaria, tiene oportunidad de usar la laptop.
Rápidamente llega la noche y procuro que para las 8pm estén cenando, para después prepararse para ir a dormir, más tardar a las 9:00 pm.
El día transcurre entre platicas, juegos, música, tareas, deportes, traslados de un lado a otro, hay risas, pero también hay desacuerdos, gruñidos y enojos. Una vida normal, creo yo, ¿no?