Uno de nuestros sueños es que nuestros hijos sean lo más autónomos e independientes posible. Día a día, trabajamos para que así sea y todo está bien dentro de casa o en un entorno seguro, pero cuando se trata de sacarlos al mundo real, la verdad no es tan sencillo.
Noticias como la reciente de Fátima, la niña de 7 años que fue robada a la salida de su escuela en la Ciudad de México, me hace cuestionarme si en realidad quiero soltar a mis hijos, pero en especial a mi hija, a este mundo.
Y aunque quisiera tenerlos seguros conmigo siempre, que si somos realistas ni así estamos completamente a salvo, sé que no puedo, ni debo mantenerlos en una burbuja.
Con Elías que es más cauteloso, desde hace unos años, él va a la tienda de la esquina, al Oxxo a dos cuadras, al box a 400 mts, a la escuela a 1km, sin problema, aunque no niego que cada que sale me late el corazón muy fuerte, respiro y trato de pensar que la mayoría de la gente somos buenas personas.
Con Eva es un poco más difícil, una combinación entre que es distraída y es mujer, no le hemos podido dar esa libertad que Elías tenía a su edad, incluso he llegado a pensar que quizás nunca será capaz de andar sola, que también es una realidad para muchas personas con discapacidad intelectual, pero no queremos que quede por nosotros.
Seguimos trabajando con ella, y poco a poco la he ido dando esa independencia que hasta a veces ella demanda. No es fácil, pero debemos intentarlo, paso a pasito. En este escrito de mi blog pueden encontrar estrategias para reducir el riesgo de abuso.
Confío en que somos más personas buenas en este mundo, no podemos dejar que ganen los malos, que nos metan miedos, que corten las alas de nuestros hijos.