Las redes de apoyo constituyen un elemento importante para el bienestar del individuo, pues es gracias a ellas que la persona encuentra un lugar donde pertenece y se identifica al compartir experiencias e intereses con otras personas con las cuales puede confiar o contar en periodos de necesidad; es natural que los seres humanos busquen apoyo de otras personas para enfrentar situaciones difíciles y satisfacer diversas necesidades.
El tener una red de personas de confianza y establecer vínculos, contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas. No sólo porque se proveen apoyos materiales e instrumentales sino también porque mejoran las condiciones de vida y tienen un impacto significativo en las emociones de cada persona.
Podemos encontrar dos tipos de redes de apoyo: las formales y las informales. Las primeras las constituyen las instituciones que trabajan para realizar acciones y, así, enfrentar alguna situación o problemática de la sociedad o de una comunidad. Las redes de apoyo informales son aquellas que establecemos con familiares, amistades y voluntarios, estas ultimas constituyen un eje importante para fomentar el empoderamiento de las personas a través del establecimiento de grupos. Mismos que se pueden articular con el objetivo de brindar apoyo a diversas situaciones tales como las que estamos viviendo en esta época donde la empatía, la solidaridad y el trabajo en conjunto juegan un papel muy importante para salir adelante.
Una red de apoyo solida debe trabajar de forma colaborativa para crear situaciones que beneficien a las personas, respondiendo a sus necesidades y requerimientos, deben brindar la oportunidad sentirse identificado, y con la seguridad de que alguien estará para cuando lo necesiten, además de que deben ser para todos y con todos.
¿Cómo podemos formar redes de apoyo?
Les contare un poco sobre mi experiencia. Hace algún tiempo estuve colaborando en una institución pública, el proyecto de la institución era formar redes de apoyo entre personas con discapacidad y sus familias con la guía de profesionales como psicólogos o trabajadores sociales, en las redes hablábamos de muchos temas, pero nuestro eje principal era la promoción, protección y dignificación de los derechos de las personas con discapacidad. Al trabajar con las familias hablábamos sobre derechos humanos, sobre situaciones de la vida en la que nos hemos enfrentado a discriminación, de cómo podemos solicitar algún servicio o incluso interponer alguna queja, pero también de la importancia de formar grupos de apoyo pues dejábamos claro que: si trabajábamos juntos y nos apoyábamos unos con otros la red se iba a fortalecer a tal grado de que ya no necesitarán de la guía de un grupo de profesionales para seguir adelante.
Muchas personas nos compartían que su participación para ellos fue de gran ayuda, ya que se sentían parte de algo, pues sentían que no estaban solos y que había alguien a lado suyo con quien podían contar sin prejuicios ni malos tratos. Yo creo que, al final, todos nos beneficiamos de alguna u otra forma. Desde mi experiencia personal, cambió completamente mi perspectiva sobre la discapacidad, sobre el valor de la empatía y la importancia de impulsar cambios sociales por muy grandes o pequeños que sean.