Cuando jugamos, nos encontramos con nosotros, nosotros queriendo cumplir retos, nosotros gritando, corriendo, divirtiéndonos. Nos encontramos también con otras personas, otras personas viviendo el juego y en este encuentro hay magia, hay cambios, hay crecimiento y hay aprendizaje.
¿Por qué pasa esto?
Por qué por sí mismo, el juego propicia que bajemos nuestras barreras, cambiemos perspectivas y desde nuestra esencia más auténtica, nos atrevemos a nuevos horizontes.
En este día a día acelerado, cambiante, versátil, el entorno exige hacer las cosas de diferente manera. El juego es una herramienta de desarrollo. Es por esto que desde bebés aprendemos así. Es como estamos programados: a explorar, descubrir y construir nuestra comprensión de lo que nos rodea.
El juego, siguiendo una perspectiva humanista, es una herramienta poderosa de aprendizaje siempre que se dé en empatía y en aceptación incondicional, es decir, el error es permitido y utilizado para crecer.
En Unidos, estamos convencidos que, en un entorno divertido, cálido y de juego, nos adentramos en un aprendizaje profundo. La experiencia divertida y retadora nos acompaña en todos los aspectos del modelo, que nos lleva a grandes momentos de encuentro y transformación.
Por ello, nuestras experiencias de sensibilización y capacitación con instituciones educativas y organizaciones, llevan este sello. Acercarnos desde lo inofensivo del juego a un área de aprendizaje que puede ser nueva, poco abordada o retadora, abre la puerta a la aventura. Cuando hablamos de temas intangibles y esenciales como la empatía, el liderazgo, la comunicación, la colaboración, requerimos escenarios seguros para ponerla en práctica y adquirir nuevas habilidades.
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