Hemos visto que el enfoque de discapacidad ha evolucionado a lo largo de los años; desde un enfoque religioso donde la discapacidad era considerada un castigo por tus acciones, un enfoque médico donde la discapacidad era considerada una enfermedad, un enfoque de beneficencia donde las personas con discapacidad eran consideradas sujetos de bondad y pasivos que necesitan asistencia social, a finalmente un modelo social donde se aborda la discapacidad desde la consecuencia de la interacción del individuo con un entorno.
Cada uno de los modelos ha sido importante en su momento. El modelo médico nos permitió crear aparatos ortopédicos que son de gran importancia para la autonomía de las PcD, y el modelo de beneficencia permitió que la sociedad volteará a ver a este grupo y juntos poder comenzar un camino hacia la inclusión. Sin embargo, el modelo social es una crítica de la actitud que tiene la sociedad hacia la discapacidad, cuestionarnos si el verdadero origen de la discapacidad somos nosotros.
Imagínate la siguiente realidad: una persona con discapacidad visual que sale de casa y hasta volver no se encuentra con ninguna barrera. Utiliza transporte público, pero este tiene señalizaciones para que pueda guiarse sin problema con su bastón; en el trabajo las herramientas están adaptadas para que tenga acceso a la información y pueda desempeñarse igual que otro compañero; en el restaurante le ofrecen un menú en braille para poder elegir sin apoyo de nadie, incluso cuando se mete a Instagram, todos los contenidos tienen texto alternativo para que el pueda disfrutarlos de la misma forma… La sociedad ha considerado todas las barreras que se pueda encontrar y ha hecho las adaptaciones necesarias, incluso si la persona con discapacidad no llega nunca a ese lugar.
Entonces surge la pregunta que muchos se hacen: ¿discapacidad o sociedad discapacitante? Nos ponemos a reflexionar si en verdad tendríamos que hacer una distinción en que la persona tiene discapacidad si ya hemos considerado y resuelto todas las barreras. El modelo social nos ha permitido cuestionarnos verdaderamente nuestras actitudes, reflexionar si nuestras políticas públicas, las normas de convivencia y demás son inclusivas.
Pero por otro lado, se podrá pensar que entonces es la sociedad la que esta discapacitando a propósito a las personas. En Unidos creemos que la gente no rechaza por maldad, sino por falta de conocimiento. Por lo que esto nos hace pensar que la pregunta correcta que deberíamos de estar haciendo es ¿discapacidad o sociedad insensible?
En el edificio donde trabajaba un familiar, entró una nueva empresa europea. Lo primero que hicieron, incluso antes de realizar una mudanza, fue adaptar los baños. Cuando mi familiar se acerco a preguntar si tenían algún colaborador con discapacidad le respondieron que no, que simplemente no sabían si a futuro contratarían a una PcD o si incluso alguno de sus clientes necesitaría el baño adaptado.
Es bien sabido que los países europeos son mucho más inclusivas, tienen mejores políticas de inclusión y por ende mejores actitudes, y esta anécdota lo representa. ¿Por qué esperarse a toparse con la barrera cuando podrías hacer la adaptación desde el inicio? Y la clave esta en un cambio de actitud mínimo: probablemente en sus oficinas en Europa asi deba de ser por reglamentación, pero ellos ya sensibilizados sobre el tema, que se vuelve la norma.
Esto es lo que proponemos en Unidos, la importancia de conocer para generar consciencia y sensibilizarnos, para entonces transformar nuestra actitud. Ya tenemos una nueva forma de pensar, de visualizar la sociedad que nos rodea para poder incluir a todas y todos, sea necesario o no.
El primer paso para poder lograr un cambio verdadero es abrir nuestra mente a la diversidad. El primer paso es permitirnos ser sensibles hacia las diferencias para aceptar que lo que sabemos y conocemos no es la única verdad. Hoy te invitamos a cuestionarte qué actitudes tienes tu hacia la discapacidad que hacen que la persona se pueda enfrentar con retos y barreras, y pensar por qué los hacemos y si es posible empezar a cambiar.
Cualquier cambio de paradigma y actitudes es complicado, pero si nos mostramos abiertos a estas posibilidades lo hará más sencillo. Y cuando se camina de la mano con otras personas, resulta mucho más fácil.