Nos invitaron de Unidos Empresarial a escribir un artículo sobre buenos hábitos alimenticios en home office. Astrid, Aarón y yo empezamos a idear qué podíamos compartirles desde nuestra experiencia.
Aarón y yo desde una perspectiva de pacientes que buscamos tener un estilo de vida saludable en todas las áreas de nuestra persona y Astrid desde el punto de vista como profesional de la nutrición.
Aunque el artículo está redactado por mí, Pamela, todo el contenido e ideas ha sido generado entre los tres de acuerdo con los conocimientos profesionales de Astrid sobre nutrición y estilo de vida saludable y de acuerdo a lo experimentado durante este periodo de cuarentena eterna en la que estamos todos.
Creemos que estos tres puntos son cosas muy importantes que debemos tener en mente para mantenernos realistas cuando queremos iniciar a formar buenos hábitos, no solo en nuestra alimentación, también en otros aspectos de nuestra vida en general:
- Diferentes aspectos de nuestra salud están interconectados. Nuestra persona es un sistema y cuando una parte pierde balance las demás también se ven afectadas.
- Lo más seguro es que vamos a seguir teniendo momentos en donde vamos a sentir que no podemos organizarnos en nada y en donde seguramente no vayamos a tener control. No somos perfectos y eso está bien.
- La clave para permanecer constantes en algo está en los buenos hábitos.
Estamos seguros de que el inicio de esta pandemia ha sido un sube-y-baja para todos. Este virus nos ha estado retando durante ocho meses a adaptarnos a nuevas formas de trabajar, de establecer relaciones sociales, nuevas maneras de convivir en familia y una nueva forma de demostrar autocuidado.
Queremos enfocarnos en la última parte: “una nueva forma de demostrar autocuidado”. Más bien, esta pandemia nos está obligando a ver de una manera más consciente la importancia de nuestra salud y caer en cuenta que los únicos responsables de nuestro bienestar y cuidado somos nosotros.
Dentro de todo el dolor que hemos estado viviendo como humanidad, una alegría es que hemos abierto mucho más los ojos y prestamos mayor atención a nuestra salud física, mental y emocional.
Sin duda, formar hábitos alimenticios saludables es un acto de autocuidado y amor hacia nosotros.
En realidad, ¿qué tan saludable soy? ¿Qué puedo hacer para cuidarme más? ¿Cómo le hago para adquirir hábitos saludables en cuanto a mi alimentación y estilo de vida en general? ¿Qué puedo hacer para tener mejores defensas? ¿Qué calidad de vida quiero tener cuando sea un adulto mayor? ¿Cómo le hago para controlar mis antojos y no comer en exceso? ¡Estoy comiendo por estrés y ansiedad! ¿qué hago? ¡Siempre tengo demasiada hambre! ¿qué hago? Todas estas son preguntas que de alguna u otra manera, y en momentos diferentes de nuestra cuarentena, han estado dando vueltas en nuestra cabeza.
Nadie nos enseñó a comer como se debe. Nuestra fuente principal para “saber alimentarnos” fue nuestra familia. Y a ellos nadie les enseñó a comer.
Es normal que tengamos arraigados hábitos y conductas sobre lo que comemos, cuándo lo comemos y por qué lo comemos; Pero también tenemos el poder de romper con hábitos que no queremos porque no le hacen bien a nuestro cuerpo.
Pues sí pero, ¿y cómo lo hacemos?
¡Muy bien! Vamos a echarle la mano a nuestro cuerpo y ayudarlo a estar más sano formando buenos hábitos alimenticios ahorita que estamos en home office y hay mayor probabilidad de caer en la tentación de ir a la cocina a cada hora para matar el hambre. O caer en la tentación de pedir comida por Uber Eats o Rappi porque “no hay tiempo para cocinar”.
¿Recuerdan que mencionamos al inicio del artículo que diferentes aspectos de nuestra salud están interconectados?, algo que nos ha quedado muy claro en esta transición a home office es que nuestra persona es un sistema, y cuando una parte pierde el equilibrio es muy probable que las demás también se vean afectadas.
Nuestra alimentación, emociones, salud financiera, salud en nuestro sueño, hasta en nuestro trabajo (“salud laboral”) están conectadas. A medida que nuestra carga de trabajo sube, baja el cuidado a nuestra alimentación, estado emocional, sueño y demás áreas de nuestra persona.
Por ejemplo: si nuestra carga laboral sube y estamos durmiendo muy poco, es probable que no tengamos ganas de cocinar o que no tengamos tiempo para hacerlo. Eso hará mucho más tentador y práctico el pedir comida a domicilio.
Si permitimos que se vuelva un hábito frecuente el pedir comida a domicilio, nuestra salud financiera se verá afectada porque gastaremos más. Sumemos a la ecuación que la comida que generalmente pedimos a domicilio no es la más saludable. Esto de seguro nos hará ganar unos cuantos kilos de más.
El ver que estamos subiendo de peso nos puede generar estrés y ansiedad, lo cual nos lleva a comer más. Y así podemos seguir en este ciclo de malos hábitos. La mala alimentación y la falta de actividad física tiene un impacto en nuestras emociones y al estar tanto tiempo en casa dedicados 100% al trabajo debemos de prestar mucha atención a estas situaciones para mantener un equilibrio.
Te compartimos algunos tips para iniciar a generar buenos hábitos alimenticios desde tu casa.
1) Compras inteligentes y saludables en el supermercado
Te recomendamos que al momento de llegar a un supermercado te pongas en modo mentalidad de chef. Un chef busca la mejor calidad en alimentos e ingredientes para sus platillos y el bienestar de sus clientes.
Así mismo tú debes de desarrollar esta mentalidad al momento de comprar para el mayor beneficio tuyo y el de tu familia.
Busca el momento ideal para comprar, de preferencia después de una buena comida para que no vayas con hambre al supermercado. De esta manera evitas comprar algo por impulso. Planifica lo que comerás durante la semana, y en base a eso haz tu lista del super.
De esta manera irás directamente a comprar alimentos que necesitas para la preparación de todo lo que ya tienes planeado.
2) Variedad en la alimentación
Puede llegar a pasar que nos hacemos un grupo de alimentos que funcionan por un momento, pero al tiempo nos llegan a hartar y es cuando caemos en la tentación de los antojitos y los panes dulces.
Para evitar esto es muy importante buscar maneras de ponerle variedad a nuestra comida y experimentar lo más que podamos. Si eres de las personas que se cansan de comer siempre lo mismo, compra verduras, frutas e ingredientes diferentes para que experimentes.
Entre mayor variedad de alimentos saludables compres, mayor variedad de nutrientes vas a adquirir.
Date la oportunidad de que ciertos días tengas breakfast for dinner. Tu desayuno cómelo en la cena y lo que normalmente cenas pruébalo en el desayuno. Es algo que muy específicamente, yo Pamela, he experimentado y me ha ayudado a evitar la tentación de caer en hábitos no tan saludables como el querer comer algo dulce como “postre” todas las noches.
Si varía el orden de mis comidas, mantengo el hábito de comer fruta. Solo que ya no será fruta en el desayuno, ahora será fruta en la cena; Y la preparo de tal manera que parezca un “postre”: Helado de yogurt con fruta.
Así podemos matar dos pájaros de un tiro: satisfacer antojos y hacer de una manera saludable cuidando no perder los buenos hábitos.
3) Planeación
Dentro del tema de planeación entran muchas más cosas, no solamente el planear las comidas de toda la semana. Podemos planear también nuestros snacks y anticiparnos a los riesgos. Todos somos humanos y es normal que haya momentos en que tengamos tentación de antojos, sobre todo cuando estamos saturados de trabajo.
En estos momentos es clave anticiparse a esas tentaciones y tener listos nuestros snacks. Puedes ir cambiando, poco a poco, tus snacks para que sean más saludables, por ejemplo: jícama con chile, zanahoria rallada, palomitas naturales, bites de frutas congeladas con yogurt.
Separa las comidas. Cuando no tenemos tiempo para cocinar es muy útil preparar mucha comida de una y separar en diferentes recipientes cierta cantidad.
Esto ayuda a que no caigamos en la tentación de querer pedir comida a domicilio porque sabemos que ya la preparamos con anterioridad y ayuda también a que no nos sirvamos de más en una misma comida.
4) Rinde cuentas a un amigo
Si podemos tener el apoyo de una nutrióloga que nos guíe para adaptar un estilo de vida saludable a uno que funcione ahora que estamos haciendo home office, maravilloso. Si no podemos tener el apoyo de un experto, rinde cuentas a un amigo.
Vamos a suponer que queremos adoptar el hábito de tomar más agua, y decidimos que vamos a cumplir con un vaso de agua en la mañana al levantarnos y otro en la noche antes de dormir.
Cada vez que cumplamos con nuestra meta vamos a enviar una foto del vaso vacío a un amigo. El rendir cuentas a alguien nos ayuda a crear un nuevo hábito y sobre todo a sentirnos acompañados en el camino.
Vamos a tener momentos en donde sentiremos que no podemos organizarnos en nada, pero poco a poco vamos a ir dando estructura y firmeza a nuestros hábitos. Hay que recordar que la clave para permanecer constantes en algo está en los hábitos. Cuando la motivación nos falle y no tengamos ganas de seguir comiendo saludable, la disciplina va a salir en nuestra defensa.
La disciplina está formada de buenos hábitos y se logra haciendo pequeños cambios realistas y ponerlos en práctica todos los días. Si llegamos a recaer y no cumplimos con nuestros buenos hábitos alimenticios, recuerda que NO PASA NADA, lo importante es saber retomar.
La buena noticia es que a medida que retomamos ciertas acciones, todo se vuelve cada vez más sencillo. No nos va a salir perfecto siempre, lo que importa es seguir intentando y retomar. Esto es una tarea del día a día.
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