Vivimos en una sociedad que batalla -mucho- con el respeto. No importa si es hacia los demás, hacia sus creencias o hacia el espacio público. La realidad es que nos cuesta respetar. La buena –y mala- noticia es que no es nuestra culpa. Desde niños, la gran mayoría de nosotros fuimos educados bajo una premisa básica de supervivencia:“no te dejes”. Si alguien te pega, pégale más fuerte; si alguien te dice algo hiriente, dile algo que lo hiera más -y si eso incluye a su familia, mejor-; si alguien quiere estacionarse en la banqueta fuera de tu casa, pónchale los neumáticos. Es normal que hoy, que somos “adultos funcionales” dentro de una sociedad, vivamos en estado de alerta constante, listos para atacar a la menor provocación.
¿Qué es bueno sobre esto?
Que son comportamientos aprendidos. Ideas, que se transforman en pensamientos y luego en acciones, que alguien o algo puso en nuestra cabeza y, por lo tanto, no representa quienes somos. ¿Qué es malo sobre esto? Que probablemente no tenemos muy claro quién, o qué, sembró esa semilla que está plantada muy dentro de nosotros, tan dentro que parece ser parte de nuestra propia naturaleza; sin embargo, más allá de lo bueno y lo malo, lo importante es entender que, así como aprendimos estos comportamientos, tenemos la oportunidad de desaprenderlos y aprender otros que nos ayuden a desenvolvernos con mayor armonía dentro de la sociedad.
¿Cómo podemos hacerlo?
Primero que nada, con esfuerzo. Un gran cambio no llega de la noche a la mañana, es doloroso y cansado, pero al convertirlo en un hábito, deja de ser todo eso y comienza a formar parte de nuestra rutina, de nuestro ADN. Para ayudarte en este proceso, queremos compartir contigo 3 puntos clave que puedes aplicar en tu día a día.
Respeta las acciones de los demás.
El respeto es un camino de doble sentido, si lo quieres recibir, lo tienes que dar. Los seres humanos somos diversos en una infinidad de formas y eso nos hace propensos a encontrar puntos en común, pero con mucho mayor frecuencia, diferencias entre nosotros. Imagina que vas por la vida discutiendo con cada persona que te encuentras por el simple hecho de que no piensa igual a ti en esto o en aquello, porque no comparte tus mismas preocupaciones o porque no lucha por tus mismas causas. Probablemente te sería muy difícil encontrar a alguien con quien estar de acuerdo al cien por ciento. Recuerda que cada uno de nosotros nos hemos desarrollado en contextos diferentes, tenemos distintas prioridades y, por lo tanto, percibimos nuestro entorno de manera distinta. Enfócate en los puntos en común y minimiza las diferencias que puedan ser minimizadas. Si esto te resulta difícil, entonces tal vez deberías evaluar tu necesidad de mantener cierta distancia con esa persona, en el entendido de que ambos tienen derecho de ser, hacer y decir lo que piensan sin temor a ser juzgados por ello.
Respeta el espacio público.
El espacio público es un espacio compartido. Esto quiere decir que es algo que todos poseemos en conjunto, no es tuyo, ni es mío, es de todos. Una de las formas de respeto más significativas – y tristemente menos fomentadas- es el respeto a ese espacio. ¿Qué es el espacio público? Prácticamente todo lugar donde te encuentres acompañado y donde todos tenemos derecho a estar. Tu casa y tu cuarto, por ejemplo, no son espacios públicos, pero si lo son los parques, el cine, la calles, los centros comerciales, los restaurantes o el transporte público.
¿Cómo podemos respetarlo? Comenzando por no destruirlo, claro está, pero también, entendiendo que varias personas estamos compartiéndolo al mismo tiempo, ya sea por necesidad o por voluntad, y que todos tenemos derecho a disfrutarlo. ¿Qué quiere decir esto? No intentar imponer mis condiciones o deseos a costa de los de los demás. Suena extraño, pero te voy a compartir un ejemplo sencillo. En Japón, hay una regla no escrita de no hablar por teléfono o usar el celular solamente con audífonos cuando la gente utiliza el transporte público. Todo está en completo silencio, aún cuando los trenes se encuentran a su máxima capacidad, puedes ver a lo que me refiero en el video de aquí abajo.
¿Por qué lo hacen así? Porque son considerados de las personas a su alrededor. Entienden que en un espacio compartido no todos queremos escuchar, a todo volumen, el video de un perico cantando como Beyoncé o la razón por la que mi mamá no me dejó salir el viernes pasado, eso pueden hacerlo dentro de sus espacios privados, donde nadie se sienta incómodo.
Parece drástico, pero es real, todos, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido incómodos por una situación de este tipo en el transporte o algún otro lugar público. Esto se puede llevar a muchos ámbitos, si estás trabajando en una mesa compartida, ocupa el menor espacio posible para que otras personas puedan usarla. Si vas manejando por la calle, respeta las normas de tránsito y no te adelantes a todos aquellos que están haciendo fila en el carril adecuado para dar vuelta. Si vas con tu grupo de amigos a un café procuren no gritar demasiado, las demás personas también quieren platicar con sus amigos.
Entiende el verdadero significado del respeto.
Muchas veces creemos que respetar es no decir nada, quedarnos callados sobre lo que pensamos acerca de los pensamientos, acciones o sentimientos de los demás y esa es una idea errónea sobre el respeto. Respetar no es callar. Respetar es comprender que el otro no es igual a mí y que sus pensamientos o creencias tienen la misma validez que las mías. Respetar significa admirar los puntos de vista o sentimientos de los demás, valorar sus habilidades y cualidades. La forma más alta de respeto es aceptar al otro como es, no como quiero que sea. Está bien compartir mi forma de pensar o de sentir y darle al otro la opción de elegir si quiere, o no, adoptarla, sin imponerla como una condición para nuestra buena o mala relación.
Si comenzamos a llevar a cabo algunas de estas pequeñas acciones en nuestra vida cotidiana, estaremos ayudando a crear un cambio positivo. Primero en las personas dentro de nuestros círculos más cercanos y después en los círculos de cada una de esas personas. Fomentar el respeto es fomentar la construcción de una sociedad que funcione cada vez mejor, ¿qué haces tú para fomentar el respeto en tu día a día?